Santa Claus o Santi Clo, como lo llama el pueblo dominicano. ¿Quien se puede imaginar una navidad sin Santa Claus? El nos trae regalos en navidad, es la mayor fantasía en la esperanza de los niños, esta junto a los arbolitos, en las vitrinas de todas las grandes tiendas, en todas partes. Sin la vestimenta roja y blanca de Santa, sin sus trineos, sin Randolfh, su reno, no hay navidad, de hecho se ha convertido en símbolo del marketing comercial de la época. En algunos casos solo vemos una media grande con los colores de Santa colgada en alguna puerta y ya eso solo simboliza la navidad. Pues bien, como todas las cosas, ese viejito gordito y simpático llamado Santa Claus tiene su historia y también sus leyendas.
Nicolás de Myra o Nicolás de Bari, nació en Patara, Licia, región de la actual Turquía, fue un niño hijo de padres cristianos adinerados, al perecer estos, según la historia, repartió sus bienes a los pobres y se retiro a un convento en la ciudad de Myra, donde se consagro como sacerdote, como lo quiso su madre.
Poco tiempo después, muere el obispo de Myra, los sacerdotes presentes en el templo no lograban ponerse de acuerdo para escoger un obispo sucesor y decidieron designar al primer sacerdote que llegara al templo, fue justo el momento en que llego el padre Nicolás, el cual regresaba de su primer viaje a Tierra Santa, por lo cual fue escogido como obispo de Myra, de forma curiosa y casual. Fue en esta región de oriente donde ejerció como pastor, por esto se le conoce como Nicolás de Myra.
Como obispo, Nicolás de Myra tuvo la oportunidad de participar en el Concilio de Nicea, en el 325, en cuyo sínodo se consagro la consubstancialidad del padre y el hijo (el hijo también es Dios), contrario a la idea de los arrionistas que postulaban una divinidad menor para el hijo, en razón de que este fue engendrado por Dios.
Siempre se distinguió por ayudar a los pobres y proteger a los niños a los cuales en navidad siempre les entregaba regalos como forma de recordar que es en navidad recibidos el mejor de los regalos: la esperanza de la salvación eterna. Se le recuerda como protector de las jóvenes que quieren casarse, en torno a esto se cuenta que “en su ciudad había un señor muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran ya que no tenía recursos para darles la dote. Desesperado, el viejo concibió el terrible plan de prostituirlas para sobrevivir. Al enterarse Nicolás, por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro. La última noche la ventana estaba cerrada y subió por la chimenea de la casa y dejo caer las monedas, las cuales cayeron en una media que las jóvenes tenían secando debajo, en la chimenea y así el desesperado padre logró conseguir las dotes para casar a sus tres hijas. De aquí viene la tradición de colgar las medias tejidas que sirven para dejar los regalos que el niño Jesús nos manda desde el cielo, y por eso es el mito de que no puede ser visto por los que recibirán el regalo”.
Así como la anterior se cuentan múltiples historias: con los niños, con personas del pueblo, con pescadores en el mar, donde se ve envuelto la figura del Obispo Nicolás. En una ocasion fue hecho prisionero y torturado (incluso le quitaron la barba) por el Emperador romano Licinio, el cual en su época persiguió a los cristianos, aunque después (Licinio) contrajo matrimonio con una medio hermana de Constantino y firmo el famoso Edicto de Milán, mediante el cual legalizo el cristianismo y les devolvió sus pertenencias. Poco después, Constantino hizo del cristianismo la religión oficial del imperio.
Nicolás de Myra murió el 6 de diciembre del año 345 en la ciudad de Myra. Con la invasión musulmana a Turquía sus restos fueron sacados de esta ciudad y llevados a la ciudad Bari en 1087, en Italia, por esto más tarde se le conoce como Nicolás de Bari. Fue el primer Santo no mártir de la iglesia Católica. Es el Patrono de Gracia, Rusia, Turquía y Holanda.
Después de su muerte, San Nicolás de Bari fue un santo sumamente popular entre los europeos de la Edad Media, los Holandeses lo veneraban y cuando colonizaron la ciudad de Nueva Amsterdam (Nueva York), introdujeron su cultura, parte de ella fue la veneración a San Nicolás. Las tradiciones de los inmigrantes europeas en América, alemanas y holandesas, particularmente, de regalar golosinas a los niños en navidad toman el personaje de San Nicolás y poco a poco los hacen suyo, traspasándolo a los habitantes ingleses nativos. El escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859), en su conocida Historia de Nueva York según Knickerbocker’s, despoja al personaje por primera vez de sus atuendos sacerdotales y lo pinta con algunas de las características actuales; en publicaciones periodísticas más o menos de la misma época “aparece ya San Nicolás sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas”. En sus trabajos periodísticos, el dibujante de origen alemán Thomas Nast lo presenta con la figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. Así se fue creando la figura del popular personaje, junto a las costumbres de la población; el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés termino siendo el "Santa Claus" norteamericano que reparte dulces en cada 25 de diciembre en las fiestas de navidad. La fascinación por el personaje de San Nicolás regresa a Europa en el siglo XIX, pero ya convertido en Santa Claus, donde sustituye al tradicional Papa Noel. Con el nacimiento de la publicidad como instrumento científico para el manejo de mercado en el siglo XX, en los Estados Unidos, la compañía Cola Cola adopta el personaje como oficial en sus campañas publicitarias y les introduce los típicos colores de sus productos, el rojo y el blanco.
Así nace Santa Claus, el personaje mítico de las fiestas paganas de navidad y del marketing comercial en todo el mundo, como una advocación de San Nicolás de Bari, el protector de los inocentes y débiles del siglo XVI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario. Es de gran ayuda siempre. Por favor seas respetuoso.