viernes, marzo 21, 2008

El Tibet cambia, China no.


Actualmente el Tibet es una Región Autónoma que forma parte de China, su población habla el tibetano (entre otras lenguas) y profesa en su inmensa mayoría la religión budista. Hablar del Tibet para los occidentales es sinónimo de budismo.

Ubicada en las regiones montañosas del Asia central, a unos 4500 metros de altura; la cima del Himalaya está contenida en su territorio.

Hasta el año 1959, fecha de salida del Dalai Lama, el Tibet fue un país independiente, pero asediado siempre por otros países y reinos extranjeros. Los chinos, los mongoles, los indues, el Reino Unido, son algunos de las naciones que se pueden mencionar como interventoras en los asuntos tibetanos en distintos momentos de su historia.

La presencia de estas naciones extrañas nos induce a pensar que el Tibet ha sido un país con fuerte debilidad institucional en toda su historia. Probablemente su vacio institucional tiene su origen en la herencia cultural producto de una religión que como el budismo, en esencia renuncia a todo tipo de violencia sobre las personas y las cosas, busca la liberación personal y dar a conocer la sabiduría alcanzada. El lamaísmo que es una versión tibetana del budismo parece debilitarse políticamente en la medida en que permanece en el exilio de la India desde 1959 el Dalai Lama su líder religioso y político, año en que tuvo que salir de su nación ante la persecución de las autoridades chinas. Otras expresiones político sociales van tomando cuerpo en el país.

Otra de las razones por la que parece erosionarse la cultura y las tradiciones de este pueblo lo constituyen las políticas de reformas chinas, las cuales van desde la destrucción de miles de monasterios budistas, cambio del régimen de propiedad de las tierras las cuales en su mayoría eran propiedad de los lamas, introducción de la educación secular, hasta intentar cambiar la forma en que los tibetanos escogen al sucesor del Dalai Lama.

Esporádicamente se producen levantamientos de la población tibetana contra el dominio chino de su país. En 1987, 1989, fueron ejemplo de disturbios violentos, las autoridades chinas acusan a los monjes de las protestas.

Actualmente, en 2008, se ha denunciado un nuevo levantamiento de monjes en Lhasa, la capital del Tibet, según la oposición en el exilio las protestas provocaron más de 100 muertes de ciudadanos por parte del ejercito, aunque los chinos admitieron que dispararon contra multitudes de monjes, dicen que solo fueron 4 personas las fallecidas, pero no permiten el acceso de periodistas independientes que puedan cubrir los acontecimientos y confirmar los hechos.

Ante los últimos hechos acaecidos en el Tibet hay quienes entienden que el budismo tibetano está cambiando su tradicional pacifismo por expresiones políticas más extremas, pero esto parece improbable puesto que esto le quita la esencia al budismo tradicional, de hecho, en lo que parece ser una reafirmación de sus principios pacifistas, el Dalai Lama ha amenazado con renunciar si no terminan los hechos violentos en su país, aunque apoya la independencia de su nación de China. Me parece lo contrario, los monjes tradicionales parecen estar atrapados por la realidad de la ocupación China en su país y el surgimiento de nuevos actores políticos.

Las protestas son con motivo de un año mas de la expatriación forzosa del Dalai Lama y promoviendo su independencia. Los chinos tienen tienen un gran desafío de cara a los juegos olímpicos de Beijing. Los tibetanos quieren independencia, tienen idioma, identidad cultural, territorio, lideres, todo para ser un país mas en el concierto de naciones.

La China debe detener el irrespeto a los Derechos Humanos en el Tibet, la represión de los opositores al régimen, permitir la libertad de expresión, que fueron algunas de las promezas que le hicieran a la comunidad internacional para que el COI le dejara organizar los Juegos Olímpicos, pero nada de esto se ha conseguido. El año pasado, por ejemplo se cerraron mas de 2500 paginas de internet por promover ideas contrarias al régimen y se encarcelaron a 51 personas por los mismo hechos según Reporteros sin Fronteras. Las autoridades quieren dar idea de otra situación, pero con estos hechos no se puede hablar de libertades y democracia.

La ocupación del Tibet por China no tiene ninguna razón de ser. La política secular antirreligiosa de los chinos parece estar dando fruto y encontrando eco en los jóvenes tibetanos, pero en contra los propios chinos. Es evidente que nuevas expresiones políticas están tomando cuerpo en ese país. Se avecinan cambios por ahí. El Tibet cambia los chinos no.

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