viernes, febrero 01, 2008

Invariable, único y eterno

Les voy a publicar en toda su extensión, sin agregarle ni siquiera una tilde, el editorial de la fecha del periódico El día, en donde el Dr. Rafael Molina Morillo, con su brillantez habitual, nos expone la necesidad de asumir una sola interpretación oficial del Himno Nacional Dominicano. Suscribo totalmente su idea. Desde ya les prometo conseguir la interpretación que nos cita para publicarse la aquí con audio; veamos:

Con éstas palabras –“invariable, único y eterno”- define la Constitución en su artículo 97 al Himno Nacional, consagrado como tal por la Ley No. 700 del 30 de mayo de 1934. Esto quiere decir que a la canción de la Patria compuesta por José Reyes y con lírica de Emilio Prud’homme no se le puede poner ni quitar el más mínimo detalle musical ni literario.

El tema, abordado tímidamente en ocasiones anteriores, recobra actualidad porque durante los dos últimos días se viene debatiendo en el programa radial “Los Buenos Días de Molina Morillo”, con la participación de ciudadanos de todo el país, la cuestión de los elementos extraños que de vez en cuando se le pretenden introducir al Himno en diversas modalidades de interpretación.

A través de la emisora Zol, en los 106.5 FM, se han vertido variadas y emotivas opiniones sobre el tema, con ejemplos y anécdotas llenas de unción patriótica que produjeron en la audiencia no pocos nudos en la garganta o lagrimitas corriendo por las mejillas.

La responsable del segmento musical del susodicho programa, Aida Espaillat, ofreció, junto a sus atinadas orientaciones culturales relacionadas con el Himno, algunas muestras extraídas del disco compacto que hace siete años ella y el maestro Rafael Solano produjeron, con el auspicio del Grupo León Jimenes y sin fines comerciales, contentivo de ocho interpretaciones diferentes del Himno Nacional, aunque todas ellas ciento por ciento respetuosas de la partitura original.

Así pues nos ocurre plantear dos propuestas puntuales: la primera, que, mediante ley o decreto, se declare la versión oficial del Himno Nacional, escogiéndose para ello la que señalen el maestro Solano y la señora Espaillat, quienes han realizado durante años profundas investigaciones al respecto. La otra propuesta es, más bien, una invitación, para ser compartida, posiblemente, por las secretarías de Estado de Cultura y de Educación, además del altruista grupo empresarial que patrocinó la primera producción discográfica: que se haga una nueva y masiva edición del disco compacto citado, para ser repartido gratuitamente en los cuatro puntos cardinales.

Así se garantizaría por siempre la pureza original de nuestro Himno, tal como fue concebido por sus ilustres autores. Invariable, único y eterno.



Se la dedico al periódico El país, que no ha desagraviado a J P Duarte

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