El presidente Fernández viene de hacer una ferviente oposición al gobierno de Hipólito Mejía, del PRD, obligado sobre todo por los ataques personales que les hacían desde funcionarios del gobierno hasta el propio presidente de entonces. Me llega a la memoria aquel momento en que se presentó voluntariamente ante el Procurador General, en donde le lanzaron bombas lacrimógenas, en una desconsideración total y en hecho sin precedentes en la historia dominicana. Pero la justicia desestimo los cargos y con mucha paciencia salió airoso de esta experiencia, que todas luces eran injusta.
Habló en la campaña electoral de emprender una lucha sin cuartel contra los corruptos, dijo enviaría ante los tribunales a los responsables de actos de corrupción, y que bueno, el país le creyó y voto por él y sus promesas.
En el 2004 recibió un país con un gobierno quebrado, con deuda externa de mas de 8 mil millones de dólares, con un sistema bancario quebrado, con un déficit cuasi fiscal de más de 80 mil millones de pesos producto en gran parte, por el mal manejo de la crisis bancaria; una economía con crecimiento negativo, con tasa de cambio de 40 pesos por 1 dólar, y sin confianza en el futuro del país.
Peor escenario no había heredado gobernante alguno desde la fundación de la República Dominicana en 1844.
Gracias a la confianza que los sectores socioeconómicos del país depositaron en el presidente, en poco tiempo estos indicadores comenzaron a revertirse: la tasa de cambio se estabilizó, la economía ha crecido en 2 dígitos en los dos años de su gobierno, pero hemos tenido que hacer casi tres reformas tributarias en dos años, a costa de los pobres y de los sectores productivos. El déficit cuasi fiscal llega a los 138 mil millones y el gobierno se mantiene atado a un acuerdo de estabilización con el FMI. Según estimaciones en diez o quince años se podrá pagar el déficit.
Todo lo anterior indica que el paciente llamado economía dominicana se mantiene estable, pero no fuera de peligro, como dirían los médicos.
Ahora bien, después de tantas irresponsabilidades y vagabunderías no hay un procesado en este país por los males que padece la población. ¿Dónde están las autoridades responsables de las quiebras bancarias? ¿En la gaveta de cual escritorio están las auditorias que, según se dijo, evidenciaban hechos de corrupción en funcionarios del gobierno anterior? ¿Qué ha sido de la justicia prometida?
Dos años después, a finales del 2006, el gobierno está haciendo esfuerzos por tener un presupuesto equilibrado para el próximo año, pero ha tenido que aceptar que si no hay rectificación fiscal se podría afectar el equilibrio macroeconómico, que es su principal logro, cuando ya se ha dicho que el déficit cuasi fiscal era manejable y la crisis económica era cosa del pasado, en una evidente falla en las tácticas políticas del gobierno. Todo esto tiene un costo político para la figura del presidente.
Como si todo esto fuera poco, el partido de la Liberación Dominicana (PLD) está dividido por la discusión de una reelección presidencial a destiempo, y por primera vez se comienza a ver un Leonel Fernández por debajo de 50% en las encuestas de opinión, acompañado con funcionarios de su gobierno que no tienen reparos en contradecirse unos a otros en torno a los temas económicos de importancia, dando a entender que no tienen un eje central que los conduzca.
Ahora ya a todo el mundo parece haber olvidado la crisis económica heredada, y como es natural, se comienza a buscar al culpable de la situación económica en la administración actual, pero también la per sección de la mayoría de la población es de que en el gobierno hay corrupción y falta de autoridad.
Todo esto encuentra a un presidente cuya única bandera a exhibir es la de la estabilidad macroeconómica, estabilidad que el mismo presidente acepta que es vulnerable. ¿Qué le va a prometer a la gente de cara a un próximo periodo presidencial?
No comprendo porque está tomando parte en las litis internas por la re postulación presidencial de su partido, cuando él ha estado siempre por encima de su propio partido en la consideración pública y siendo la máxima autoridad del partido y del país. Estas tareas debería muy dejárselas a los demás líderes del partido. Las tácticas políticas no se corresponden a la de un líder de su categoría.
Ante todas estas situación y aparentes incoherencias políticas es que me animo a escribir sobre este tema porque entiendo que el presidente, primero, es el gran líder del país; segundo, es un gran ciudadano; y tiene la mejor de las intenciones, pero debe revisar algunos aspectos de su práctica política cotidiana, quizás lo primero que debe hacer es ordenar un estudio de opinión de cómo ve la gente común la imagen del presidente y actuar conforme a sus resultados, tal vez yo tenga una persección equivocada y los resultados sean muy buenos, no sé.
Debe procurar enviar a la justicia a los culpables de corrupción de su gobierno y del anterior: si el pueblo está pagando caro la crisis bancaria y su manejo posterior, ¿Por qué los culpables no son procesados? No comprendo cómo es que después de tantos maltratos y vejaciones sufridas no procede en consecuencia, aunque no estoy de acuerdo con persecuciones y retaliaciones políticas.
Debe colocarse por encima de los problemas de su partido. El es el líder más importante del país y no se entiende porque se esté rebajando a discutir la re postulación en este momento, cuando lo más importante es que la población entienda que se esta en pos de la solución de sus problemas. Importante no es solo lo que piense la estructura partidaria, sino el pueblo que es mayoría y es quien elige.
Debe recordarle al país que no ha salido de la crisis económica. Se ha cometido un error al decir que la crisis había pasado cuando se sabe que no es así. Debe junto con ello, aceptar el sacrificio de rebajar los gastos corrientes en pos de una política de austeridad real, como lo hacen los buenos estadistas. El pueblo va a valorar el sacrificio, no el dispendio. Estoy seguro que esto es lo que habría hecho Don Juan Bosch. Debe tratar de emularlo.
Debe dedicarle más energía y determinación a los grandes problemas nacionales y la población debe sentirlo así: seguridad social, por ejemplo, debe comenzar en enero, caiga quien caiga; inmigración haitiana, reforma constitucional, reforma gubernamental, problema de límites marítimos internacionales con Inglaterra, la inseguridad ciudadana y la energía eléctrica, son los temas que deberán concentrar su atención. El pueblo debe entender que sus problemas son su desvelo.
¿Cómo le vamos a hacer frente a la amenaza competitiva para los sectores productivos nacionales que representa el Tratado de Libre Comercio con EEUU y Centroamérica? Hay que plantear soluciones concretas en este sentido. Los sectores productivos deben entender que de verdad se les ayuda y con tantos costos no es verdad que serán competitivos.
Debe separar de su puesto a todo funcionario público que cuestione las líneas centrales de mando, discutiendo asuntos que muchas veces no son de su incumbencia.
En resumen, creo que la práctica política debe corresponderse determinante mente con su predica anterior. Eso fuer lo que el pueblo valoró para votar en un 57% por él y es lo que volverá a tomar en cuenta nuevamente. Si no lo hace su figura histórica se afectara.
Entiendo que el presidente Fernández es el líder máximo del país y su partido el de mas moralidad, si ambos fracasan fracasara el país y sistema político de partidos se verá afectado y esto hay que evitarlo como dominicanos que somos.
Son muchos los enemigos encubiertos de la república que les interesaría el fracaso.
Dos años es tiempo más que suficiente para actuar.
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