Algo tan aparentemente inocente podría tener sus consecuencias por la prohibición islámica de hacer representaciones del profeta. La maestra puede ser acusada de blasfemia contra Mahoma, lo que podría suponer, según señala la BBC, una condena de seis meses de cárcel, cuarenta latigazos o una multa.
De su parte tiene a los alumnos. Al menos, a uno de ellos: un niño de siete años que se llama como el profeta y que según el corresponsal de la BBC en Sudán habría sido quien habría elegido el nombre del polémico peluche.
¿Que le parece? ¿Hasta donde puede llegar la intolerancia?
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