Syed Parvez Kambakhsh, un joven de 23 años, estudiante universitario y periodista del diario "Janan-e-Naw" (Nuevo Mundo), ha sido condenado a muerte por un tribunal de la ciudad norteña afgana de Mazar-e-Sharif, en la provincia de Balkh.
Su culpa, según los jueces afganos, difundir un texto que cuestiona el trato que el islam da a la mujer y que han considerado "insolente" y blasfemo.
Parvez, de 23 años, fue detenido el 27 de octubre y acusado de poseer literatura y propiciar debates "anti-islámicos" con sus compañeros de clase.
"La corte (de tres jueces) decidió sentenciarlo a muerte. Ahora Parvez podrá acudir a un tribunal de apelación, pero permanecerá en prisión durante el proceso", explicó hoy el presidente del tribunal de Balkh, Fazel Hadi Wahab.
Solidaridad gremial
La condena contra Parvez ha desatado una ola de solidaridad entre las asociaciones de periodistas afganas e internacionales, que han denunciado que el proceso tuvo lugar a puerta cerrada y sin asistencia de un abogado defensor.
"Condenamos esta decisión y pediremos al presidente (afgano), Hamid Karzai, que intervenga", anunció en un comunicado el presidente de la Asociación de Periodistas Independientes de Afganistán (AIJA), Rahimullah Samander.
Samander denunció que, horas antes de la sentencia, uno de los jueces amenazó con arrestar a los periodistas y partidarios de Parvez si protestaban en su favor.
Ese juez, Hafizullah Khaliqyar, había celebrado una rueda de prensa en la que aseguró que el condenado había "confesado el delito" y que, por lo tanto, "debía ser castigado".
Los periodistas, sin embargo, no han tardado en reaccionar: a las protestas de la AIJA se unió hoy la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), que condenó la sentencia y pidió su retirada inmediata por estimar que contradice los principios de un proceso "democrático, justo y abierto".
"Los tribunales de Afganistán están obligados por la Constitución del país a proteger la libertad de pensamiento y expresión. La decisión de condenar a Parvez tan duramente impide la consecución de una genuina democracia en el país", criticó en un comunicado la directora de la IFJ en Asia, Jacqueline Park.
Denunciado por sus compañeros de clase
La detención del joven periodista se produjo después de que éste discutiera con varios compañeros de clase un artículo firmado por él -más tarde se supo que en realidad lo descargó de una página web- que denunciaba la situación de la mujer en el mundo islámico.
Al conocer el contenido del artículo, en el que se comentaban versículos del Corán referentes a la mujer, varios compañeros de clase avisaron a los encargados de seguridad de la Universidad, que informaron a su vez a los mulás.
Represalias
"Vi a mi hermano dejar el tribunal. Sentía mucha ansiedad. Toda la familia la sentía", declaró tras el juicio el hermano también periodista de Parvez, Ibrahim, citado en un comunicado de Reporteros Sin Fronteras.
Ibrahim, que trabaja para el Institute of War and Peace Reporting, ha escrito artículos críticos con las autoridades y los "señores de la guerra" de la provincia de Balkh, una crítica que para el presidente de la AIJA es la verdadera razón del castigo infligido a su hermano.
De hecho, el instituto denunció que Ibrahim había recibido amenazas anónimas de muerte y presiones de las autoridades.
Según la AIJA, el tribunal se basó para la sentencia contra Parvez en un principio de discrecionalidad judicial presente en la Constitución, aunque no tuvo en cuenta el derecho "inviolable" a la libertad de expresión que también recoge la Carta Magna afgana.
"Estamos profundamente conmocionados por este juicio, llevado a cabo a toda prisa y sin preocupación alguna por la ley o la libertad de expresión", denunció Reporteros Sin Fronteras (RSF).
El periodista "no hizo nada que justifique su detención o esta sentencia. Pedimos al presidente Karzai que intervenga antes de que sea demasiado tarde", dijo la organización en un comunicado.
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